Resistencia contra la cultura de dieta en comida de herencia

Dalina Soto, MA, RD, LDN, es una nutricionista latina quien se describe como “an anti-diet dietician.” Su cuenta de Instagram, @your.latina.nutritionist, refuerza la idea de que las comidas de herencia son importantes partes de la vida y deberían ser fuentes de gozo, no de vilipendio. En este post que he elegido, Soto tiene una señal que dice “Yes, rice and beans can be part of a healthy diet,” y ella clarifica en la capción que no está hablando solo sobre un poquito de arroz integral y frijoles negros. Este post fue un poco sorprendente para mí porque no había pensado mucho en la importancia y dificultad de valorar comida de herencia hoy día en la época de la cultura de dieta. Como una mujer blanca en los EE. UU., no he tenido que enfrentar los estigmas contra arroz blanco y habichuelas (el ejemplo que usa Soto) como un ataque contra mis raíces y tradiciones de comer. En mi casa, mis padres siempre cocinaban arroz integral, con otras comidas ya consideradas “buenas” en los ojos de la sociedad convencional (y blanca). 

Para entender esta fuente más profundamente, tenía que leer otras publicaciones de esta creadora y del cuenta @nalgonapositivitypride. Soto tiene un montón de infografías sobre la interacción de comida de la cultura latina y las creencias alrededor de la comida en muchas casas latinas. Por ejemplo, un post que tiene una pintura de una mujer latina dice que cuando era niña, algunas parientes decían a ella, “Mija, te tienes que cuidar. You want to make sure to watch your body and not let yourself go!” Obviamente, esta línea de pensar es muy dañina, especialmente cuando está dirigida a una niña joven quien ha escuchado que la mayoría de su comida normal tiene demasiado carbohidratos, azúcar, o lo que sea. Un post de @nalgonapositivitypride habla de la intersección entre la fotofobia y el racismo, lo cual me enseñó que el racismo refuerza el miedo de cuerpos grandes y no blancos, un factor que contribuye a la propagación de la cultura dieta.  

También, Soto habla de la hipocresía de la cultura de dieta y la discriminación contra las comidas de herencia; en un tuit, dice, “Remember when avocados were aguacates to us, and they cost like .25 cents. And our schoolmates thought we were weird for eating them? & now they are a superfood and BOOM all of a sudden cool.” Soto hace hincapié en el hecho de que las comidas que son “buenas” para la salud son las comidas que te hacen sentir bien. Esta idea es bien radical porque está en contra de las normas de comer de la sociedad estadounidense; esas normas giran en torno al sistema de capitalismo racial, que enfoca en la “falta de control” que supuestamente existe en los cuerpos de personas de color y que opera con el miedo del “salvaje” adentro. Entonces, la afirmación de que arroz blanca y habichuelas son saludables es una postura revolucionaria. Soto pone el individual marginalizado al centro de su práctica y dice, “You do not have to explain why you are eating a pupusa, sancocho, or mofongo to anyone. You don’t have to explain your workouts. You do not have to explain your drink choices. OR any choice that makes you happy.” Ella siempre centraliza la experiencia y la felicidad de las personas (especialmente las mujeres) latinas. 

La resistencia contra la cultura tóxica de dieta puede estar vinculada con el trabajo de Yesika Salgado. En su poema Tesoro, ella habla del sentimiento de no pertenecer a El Salvador ni los Estados Unidos. Ella escribe, “maybe now I’m all american / pero yo nunca quise eso / is this how that works? / la colonization, / gentrification / vienen aunque nadie las quiera / how do I resist being taken?” En cuanto a la cuestión de las dietas, no creo que nadie quiera tener miedo ni vergüenza de su cuerpo o comida de herencia que refuerza la exigencia de dietas. Todavía, la cultura dominante y blanca hace un buen trabajo para “colonizar” todos los aspectos de la vida cotidiana, desde las series de televisión hasta el médico con puntos de referencia como BMI. Vemos claramente que resistir las olas de opresión de comer como quieras es muy difícil, pero el trabajo de Soto ofrece muchas herramientas para luchar contra las normas dañinas. 

La ira del género en “El feminismo”

En el poema “El feminismo” (1918) por Juan del Jarro, un pordiosero inmigrante mexicano, la primera y la última estrofas resaltan la frustración del autor con el cambio en las normas de género para mujeres al principio del siglo XX en los Estados Unidos. A través de este poema, del Jarro deja claro que él no quiere ver a las mujeres entrando en la fuerza laboral ni haciendo nada fuera de los trabajos normales de una mujer (cocinando, limpiando, etc). El poema gira en torno a la idea de que las mujeres están convirtiéndose en unas criaturas masculinas.

En la primera estrofa, del Jarro dice “que toda mujer ‘hombrada’ / nos resulta un desatino” (98). El primer verso aquí tiene un juego de palabras muy importante: del Jarro está burlando a las mujeres por abandonar sus papeles tradicionales, y dice que este tipo de mujer “hombrada” va a resaltar en un fracaso de la sociedad. La palabra “hombrada” está usada para decir “honrada” sarcásticamente, pero el autor ha escrito la palabra como una mezcla con la palabra “hombre.” Hace hincapié en su creencia de que las mujeres son peores por romper las expectativas arcaicas. 

Al final de la obra, del Jarro vuelve a usar lenguaje figurativo para describir su preocupación con la entrada de mujeres en la fuerza laboral. Del Jarro expresa su indignación con mujeres pensando en la política y el periodismo y hace una comparación del ámbito del hombre (el mundo más amplio) y el ámbito de la mujer (la casa y la domesticidad), diciendo al fin en un grito fuerte:

“yo, león para el combate; tú, paloma para el nido… !”

(del Jarro 99).

La dicción aquí es muy importante porque muestra los estereotipos de animales: el león representa la fuerza y el valor, mientras la paloma representa la timidez y la ternura. Del Jarro extiende estos estereotipos para caracterizar a los hombres y mujeres y implicar que hay algo en la naturaleza de mujeres que les hace inferior.

Por fin, es interesante poner este poema en conversación con otros textos reaccionarios del periodo; “The Flapper” (1927), por Jésus Colón, el escritor conocido como el padre del Movimiento Nuyorican, exhibe el juicio contra la liberación sexual de la mujer. Al mismo tiempo, “El feminismo” habla de la castración metafórica del hombre a través de la mujer participando en la fuerza laboral. Aunque los textos tienen asuntos específicos un poco diferentes, trabajan juntos para resistir a la autonomía completa de la mujer.

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