La tragedia real

En “Reyita, sencillamente: Testimonio de una negra cubana nonagenaria” por Daysi Rubiera Castillo, una sección muestra la idea de la obra en una manera muy clara. En Una niña negra, el personaje de Reyita recuerda una instancia muy específica en su niñez. Cuando quiere ir a una fiesta, su mama, Isabel, le dice, <<Reyita, no puedes ir a hacer el papel de mona entre todos los mulatos, ¡pasa a fregar los trastos de los blancos!>> Obviamente, Isabel tiene una preocupación con la raza y como otros ven su familia. Muy temprano en su vida, Reyita sabía que era diferente. No podía hacer lo que hicieron a sus hermanos. Al fin de esta memoria, Reyita piensa que no es una niña fea, solo es negra.

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Isabel dice a Reyita que no puede ir a la fiesta; es una realización que su piel se hace diferente.

Desafortunadamente, Reyita se hace realizar que, a otra gente, negra es fea. No importa que es una niña bella. Otros no ven la belleza, solo ven la negritud. Además, Reyita tiene que oír esa información de su propia mamá. Es un ejemplo muy fuerte del racismo internalizado. En su vida, Isabel se sintió como no tenía el mismo valor que los blancos. Con sus propios hijos, continuó el ciclo de represión y rechazo de la negritud porque es la única cosa que aprendió en su vida. El racismo sistémico cambio la manera en que Isabel se vio y como vio a sus hijos. Con educación y siendo parte de una nueva generación, Reyita rompió el ciclo, entonces en su edad mayor, podía entender la mente de su mamá. La tragedia es que Isabel nunca entendió su valor como mujer negra, ni el valor de su hija.

Bibliógrafo

Rubiera Castillo, Daysi. Reyita, sencillamente: Testimonio de una negra cubana nonagenaria. La Habana, Cuba: Ediciones Verde Olivo, 2000. Print.

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