Curar la herida de la frontera

En “Borderlands/ La Frontera” por Gloria Anzaldúa, aunque fue escrito en 1987, a lo largo del libro, Anzaldúa explora muchas facetas de “Mestiza,” de estar “atrapado entre” una variedad de oposiciones como negro/blanco, gay/heterosexual, correcto/incorrecto que todavía son temas actuales hoy en dia. Al usar tantos tipos de géneros como ensayos/prosa, leyendas/mitos y autobiografía, Anzaldúa puede demostrar la complejidad de la diversidad de identidades y de experiencias que ella y otros han experienciado.

Como una chicana nacida en Estados Unidos, Anzaldúa explora las contradicciones y los desafíos de ser considerada, ni lo uno, ni lo otro. Ella nota a menudo en sus escritos que esta “Alteridad” es social y culturalmente, y en ocasiones, construida de manera infraestructural. Ella escribe, “The U.S-Mexican border es una herida abierta where the Third World grates against the first and bleeds. And before a scab forms it hemorrhages again, the lifeblood of two worlds merging to form a third country — a border culture” (25). Los que residen permanentemente en este estado liminal ya no son considerados normales, afirma Anzaldua. Los estadounidenses ven a la gente de la frontera como demasiado mexicana. Los mexicanos ven a la gente de la frontera como demasiado estadounidense.

Lo que queda para nosotros de averiguar es más sobre cómo podemos evitar las etiquetas y abrazar la “Alteridad” de los que están a lo largo de la frontera. Ese truco, escribe Anzaldúa, requiere que luchemos contra lo que ella llama tiranía cultural. Para hacerlo, necesitamos entender nuestra cultura dominante: que representa y cuáles son los efectos. Ella escribe: “La cultura blanca dominante nos está matando lentamente con su ignorancia” (108). No solo habla de aliados bien intencionados, sino también de aquellos que están marginados: “La lucha siempre ha sido interna y se desarrolla en los terrenos externos. La conciencia de nuestra situación debe venir antes de los cambios internos, que a su vez vienen antes de los cambios en la sociedad” (109). Nuestra sociedad dominante nos ha ayudado a desarrollar imágenes, estereotipos de ciudadanos mexicanos, pueblos de Chicanx, pueblos de la frontera. Necesitamos una nueva conciencia, escribe Anzaldúa, una que no valore una cultura dominante, sino una que valore más. En esencia, la cultura de la frontera debe ser abrazada. Esa herida abierta, la división, necesita curarse, y podemos ayudar al comenzar a alejarnos de lo que Anzaldúa denomina pensamiento dualista.

css.php