The Flapper

Jesús Colon fue un escritor puertorriqueño que escribió sobre sus experiencias y las experiencias de otros inmigrantes después de llegar a Nueva York en los años veinte. Colon es considerado el padre del movimiento literario Nuyorican: un movimiento cultural e intelectual de artistas, músicos y escritores puertorriqueños que vivían en Nueva York durante este tiempo. Colon comenzó su carrera de escritor como un cronista en Gráfico (un periódico español). Mientras que más adelante en su carrera Colon se dedicó a escribir artículos políticamente más radicales e incluso feministas, su trabajo anterior en Gráfico como The Flapper apoya la opinión popular de muchos inmigrantes de la importancia de mantener la lealtad a la cultura hispana. El poema de Colón se burla de una mujer latina que se apropia de la flapper americana en un intento de preservar la cultura española, así como de avergonzar las costumbres liberalizadas de las mujeres americanas.

El tono satírico de Colón está claro en la segunda línea del poema cuando usa comillas alrededor de la palabra “flapper”. Al hacer esto, establece un tono que las flappers latinas son falsas. Refuerza la idea de falsedad al describir a la mujer latina como un “make-up streaked, superficial, fickle girl.” En la siguiente línea describe a la mujer como “a liberated slave entering new life.” El objetivo de esta línea es para menospreciar a la mujer latina. Él relaciona la moda apropiada a la de un esclavo más que a la de las mujeres blancas libres de América.  En la última estrofa Colón contrasta aún más la cultura hispana y anglo:

“In contrast they make me remember my grandmother, who as she sewed told me of flying giants, in a voice as shaky as a lost prayer”

Esta línea expresa además el deseo de Colón de preservar la cultura y la moral del pasado. Está claramente en la oposición de la moral más floja de la mujer americana. La idea de una “lost prayer” sugiere la naturaleza sacrílega de una mujer latina que que se apropia los costumbres americans en lugar de preservar los costumbres de la abuela española.

 

https://en.wikipedia.org/wiki/Jesús_Colón

https://books.google.com/books?id=YTwjZaJO_4cC&pg=PA56&lpg=PA56&dq=the+flapper+jesus+colon&source=bl&ots=hA1I9vKdR3&sig=T84-VVb1lV-GD2J2xwWzLV1xACQ&hl=en&sa=X&ved=0ahUKEwij1um-zPvRAhVBUmMKHUufCcEQ6AEIJzAC#v=onepage&q=the%20flapper%20jesus%20colon&f=false

https://muse.jhu.edu/article/600985/pdf

https://books.google.com/books?id=S_QudWQHaZ4C&pg=PA441&lpg=PA441&dq=the+flapper+jesus+colon&source=bl&ots=nED8a4C2sV&sig=U-MjAlO26gDX8BUicIkph6NpixU&hl=en&sa=X&sqi=2&ved=0ahUKEwjMkonBz_vRAhXK6SYKHe1_B34Q6AEIJTAB#v=onepage&q=the%20flapper%20jesus%20colon&f=false

 

“Eres quien eres, Sirena Selena.”

http://www.cubaliteraria.cu/evento/filh/2004/libros/sirena_selena.htm

Una representación visual de nuestra protagonista

En la obra de Mayra Santos-Febres, Sirena Selena vestida de pena, nos metemos en el mundo de un huérfano puertoriqueño que se ha covertido en una bolerista seductora.  Como lectores vamos con la Sirena y su mentor/a, Martha, a la República Dominicana, donde buscan fama y dinero tras el éxito de los espectáculos de Sirena.  Aunque biológicamente Sirena es un jóven de quince años, su presentación de género no cabe completamente ni en las normas sociales de lo que es ser “masculino” ni “feminino.”  Suele ofrecer una presentación de género más ambigüo y fluído, fuera de las definiciones binarios del género.

La voz narrativa aumenta a la ambigüedad de la Sirena por aseguarar que todas las palabras aplicadas a la Sirena siempre cambien de género y significancia.  Aunque en algunas escenas de su pasado la Sirena está descrita como “él,” en su presente típicamente está representada tras el pronombre “ella.”  Nunca hay una decisión firme sobre el uso del pronombre.  En una manera semejante, su mama/hermana major, Martha, vacila entre referirse a él como “mijito” y “nena,” nunca quedándose en un apodo ni masculino ni feminino. Sin embargo, los adjetivos que la Sirena usa para describir a si misma suelen ser femininas, como cuando queja que “ahora estoy cansada” a Martha (25).

Cuando habla a los demás, la Sirena habla en una manera que se conforme con las normas sociales de lo que es la manera de hablar feminina.  Refiere mucho a su aparencia en el lenguaje, haciendo comentarios como “hay que mantener la figura” o referiéndo a Martha, con apodos ducles, otra característica atribuída (correctamente o no) a lo “feminino” en nuestra sociedad (14).  La voz cantante de Sirena también añade a la ambigüedad de su ser.  Cuando Martha se encuentra con Sirena por la primera vez, atraída a encontrar la fuente de una canción hipnotizante, experimenta un tipo de disonancia cognitiva cuando se da cuenta de que la canción tan bella “venía de la garganta de un muchachito, que, endrogado más allá de la inconciencia, cantaba y buscaba latas (5).”

Incluso cuando se ha convertido en draga famosa, ofreciéndose al público una aparencia que parece coincedir con su voz de bolerista, contradicciones siguen defiéndo el ser de la Sirena.  (Escuchen al video si quieren escuchar un bolero, tal vez semejante a lo que habría cantado la Sirena).

El lector se da cuenta de que Martha se asusta cada vez que ve el pene de la Sirena, y que “no se podía explicar cómo de un cuerpito tan frágil y delgado colgara semejante guindalejo”(29).  La presencia de alguna parte tan grande en un cuerpo chiquito añade a la ambigüedad de la presencia física de la Sirena.  Incluso cuando no se trasviste, vemos que los demás se confunden y se sienten atraídos a “su cuerpito depilado, semidesnudo, en cortísimo bikini de nadador… jugando a ser hombrecito en la playa, pero dejándose conocer femme por sus brincos y grititos ante la basura”(38).  Su flexibilidad en su presentación de género parece abrir las puertas del mundo de fantasías para todas con las que se encuentra.

Parece haber algo en la ambigüedad de la Sirena, de su capacidad de incorporar todo lo masculino y lo feminino a la vez, que atraye a todos.  Sin embargo, siempre hay un poco de miedo, de querer aproximarse a la Sirena.  Aunque “muchos habían jurado dar cualquier cosa por verlo desnuda,” no pueden decidir si es “ángel escapado de los cielos o luzbel adolescente”(41).  Incluso los que la desean no están seguros si la Sirena es un don del cielo para su satisfacer a sus anhelos ansiosos, o un demonio destinado a torturarlos.

La voz narrativa soluciona la ambigüedad y de la pregunta de quién es la Sirena en la primera página.  Saluda a nuestra protagonista por decir, “eres quien eres, Sirena Selena.”  Sin ofrecer alguna explicación más detallada sobre Sirena, manda al lector que se sienta contento con no saber cómo definir a la Sirena, ni en términos de género ni sexualidad ni de personalidad, y que ninguna persona es no capáz de ponerla en una caja ni nombrarla.  Nos enseña una lección en paciencia, en tener que estar bien con el “no saber.”

 

 

 

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